jueves, 13 de mayo de 2010

Oniria.

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Me subo a un barco viejo, descascarado, con manchas de moho en las paredes, los vidrios rotos. Hace mucho calor. Camino por los pasillos esperando encontrar alguien conocido; sé que hay gente que yo conozco, pero no sé quiénes todavía. Entro y salgo por compuertas rotosas, como si fuera un túnel del que de repente salgo para ver el paisaje por el que atravesamos. Y el paisaje es selvático, puedo ver la espesura verde a los costados, el agua amarronada; un conjunto que me suena amenazante. La gente va y viene enfundada en toallas, y aprovecha las duchas de la cubierta que cuelgan como ramilletes oxidados y chorrean agua constantemente. Me siento dentro de una película norteamericana, under, de los años setenta, recorriendo el Missisipi, bajo una amenaza latente, inidentificable todavía. Hay silencio, no escucho nada en casi todo el sueño.Todo está ralentado: el trayecto lento del barco y la espesura que apenas se mueve; la gente que camina; la gente que se ducha con movimientos mínimos; mi andar por los pasillos interminables. Al pasar una de las compuertas encuentro gente sentada en pequeños bancos de madera, envueltos en toallas, y la luz entra sucia por los ventanales, por los vidrios amarronados de mugre. Me siento con ellos hasta que tres chicas exigen al grupo volver a cubierta para bañarse en el río. Vamos todos y yo quedo segundo en la fila; adelante mío la chica se saca la toalla y queda en bikini, dispuesta al chapuzón en esas aguas que ahora veo demasiado marrones, como de pantano. Seguimos camino por unos pasillos estrechos, como si fueran puentes colgantes, que terminan lamidos por el río, como si desaparecieran. Ella pisa una de las primeras maderas de ese puente y el puente se hunde un tanto, haciendo brotar el agua marrón por debajo, entre las hendijas de las maderas. Como un bote que se hunde el puente va cayendo lento. Yo estoy segundo y ella va desapareciendo tragada por el río. Alguien grita. Y entonces veo cómo un cocodrilo muerde con su mandíbula a la chica que se está hundiendo. Me meto al agua e intento agarrarla, la tomo de un brazo, y tiro, pero la presión del otro lado es demasiado fuerte. Giro la cabeza y veo justo a mi lado el ojo de otro cocodrilo. Muy lento me muerde el otro brazo. Yo pienso que no puedo morirme, menos comido por un cocodrilo, que seguramente voy a salvarme. Sería demasiado ridículo, eso pienso. Suelto a la mujer e intento zafarme, pero veo varios cocodrilos que se acercan lentos hacia mí. Ahora me muero, pienso. Me van a comer. Y de repente me tiran para abajo. Y todo sigue siendo lento, sin miedos, inevitable.

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lunes, 3 de mayo de 2010

La Checha dice:

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Checha dice:
CEMENTERIO DE ANIMALES
cuando uno vuelve con los ex es asi...posta...parece tu novio, se ve igual..pero es malo y quiere comerte el cerebro

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sábado, 1 de mayo de 2010

Celular de Celeste.

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SMS
"Qué rica es la cerveza negra, me recuerda a la malta que tomaba cuando las amamantaba... Por eso salieron tan lindas, tan inteligentes y con tan buena dentadura!! Bye!"

De: mamá
Fecha: 30/04/10
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